ZAPATOS CAMBIADOS

Amaneció con dolor de estomago, un dolor parecido a la incertidumbre. Recorrió sus ultimas acciones para intentar atribuir esta molesta sensación a algo pendiente. No encontró nada. Como cada día despertó a sus hijos para ir a la escuela. Los dos muchachos tardaron unos minutos en abandonar la modorra. Una vez aseados y vestidos se sentaron a desayunar.  Mientras, ella corría del un lado para otro preparándose para ir al trabajo , dando instrucciones para la compra del pan de la once, arreglando  el pelo a uno de sus hijos, retando al otro por no dejar su cama tendida. Un día común y corriente en la vida de esta familia. 
 Los hijos antes de irse le dieron cada uno un beso en la mejilla, pidieron plata para comprarse algo en el recreo y partieron. Ella desde la puerta  los vio alejarse, les grito que se cuidaran, les hizo "chao" con la mano y entró para terminar de arreglarse. 
Cuando tomo la micro para ir al trabajo seguía con esta extraña sensación en el estomago, intento no hacerle caso, pero la molestia  se incrementaba mediante avanzaba el día. Durante toda la jornada estuvo distraída, callada, ausente. Por mas que buscaba la causa de su estado no la encontraba.
Salio del trabajo como de costumbre cerca de las ocho de la noche. A esas alturas  a la extraña sensación se habían sumado otras molestias, sus manos temblaban, sudaba, sentía el corazón latiendo en sus oídos, le costaba respirar con calma. Alarmada llamo a su marido para pedirle que la fuera a buscar, cuando él pregunto donde estaba, no supo responder, estaba en algún lugar seguramente cerca de su trabajo,pero no supo decir donde. Recordaba que al salir del trabajo se comenzó a sentir mal y camino en dirección al paradero de la micro como todos los días. Cuando su marido le pregunto donde estaba se dio cuenta de que no estaba en el paradero, no lograba reconocer nada del entorno. Entro en pánico, corto la llamada y comenzó a caminar desesperadamente, intentando reconocer algo,un letrero, un quiosco, una casa, un árbol, algo, cualquier cosa que pudiera decirle donde estaba. Comenzaba a oscurecer , ella caminaba por aquella calle solitaria, mareada aguantaba el llanto ahogándolo en la garganta para no permitirle salir. De pronto al mirarse los pies advirtió que sus zapatos eran diferentes, no eran el par que recordaba  haberse puesto en la mañana, se desespero aun mas. Ahora a sus malestares se sumaba la vergüenza por haberse equivocado de zapatos. 
 Seguía perdida y asustada, su celular perdía llamadas sin que ella se tomara la molestia de contestar ni revisar quien la llamaba. Seguramente era su esposo , pero ella ya no pensaba con claridad.
 Al doblar en una esquina vio a un hombre de impermeable gris que caminaba delante de ella, le pareció extraño que llevara impermeable , hacia  mucho calor. Apuro el paso con sus dispares zapatos hasta darle alcance, lo tomo del hombro, quería preguntarle donde estaba. El hombre giro bruscamente al contacto con su mano, la miro sin expresión, no respondió nada y continuo caminando. 
Sentía que su cuerpo se comenzaba a normalizar, ya no le dolía el estomago de incertidumbre, su corazón había dejado de latir en los oídos. Solo mantenía la vergüenza de llevar los zapatos cambiados. Ya ni siquiera estaba preocupada por no saber donde estaba. Su teléfono volvió a sonar insistentemente, cerro los ojos   para  ubicarse, sintió que pasaron un par de minutos. Al abrirlos, respiro aliviada ,sonrió al  reconocer sus sabanas,su cama,su casa . 
El celular sonaba insistentemente,no se trataba de una llamada, era la alarma, la que usaba para despertar a la misma hora todos los días. 
Se levanto feliz de haber podido regresar de aquel extraño lugar por el que anduvo perdida. 
Como cada día despertó a sus hijos para ir a la escuela. Los dos muchachos tardaron unos minutos en abandonar la modorra. Una vez aseados y vestidos se sentaron a  desayunar. Antes de irse le dieron cada uno un beso en la mejilla.Pidieron plata para comprarse algo en el recreo y partieron. Ella desde la puerta  los vio alejarse, les hizo "chao" con la mano.
Era otro día común y corriente en la vida de esta familia.


Aidana- Enemigo imaginario

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