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Mostrando las entradas de 2016

ROCIO, PUNTO DE PARTIDA Y DESPEDIDA

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El ambiente frió de las paredes pintadas de blanco, la palidez del rostro del hombre que le hablaba con tono monótono, la persiana a medio abrir dejaba entre ver el cielo gris, todo en ese lugar, en ese momento le parecía una triste composición, una puesta en escena preparada con anticipación ,para  ese momento en el que recibía la noticia que su cerebro no terminaba de procesar. Su entendimiento se paralizó al oír  el diagnóstico, cáncer. Tienes cáncer y está en estadio cuatro. El hombre de bata blanca ,el portador de la mala nueva, le explicaba posibles tratamientos paliativos, avances que existían para llevar de la mejor forma posible la enfermedad en esta etapa, ella solo oía el zumbido de sus palabras.Se sentía mareada, con el estomago revuelto. no era capaz de reaccionar, no podía llorar, gritar, enojarse, golpear la mesa... Luego el medico dejo de hablar y la observó - Rocio ¿quieres agua? es normal que estés así, muchos pacientes quedan descolocados cuando les te

LA OTRA HISTORIA

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Parte Uno. Los vericuetos de la mente son misteriosos, cuando se cree que al fin se puede vivir relativamente en paz con el pasado,  la mente inquieta, empuja desde las sombras los más dolorosos recuerdos, esos que quisiéramos haber borrado, aunque nos esforzamos por dejarlos ordenados en algún sitio donde pesen menos,  duelan menos y dañen menos. Sabemos que están allí, insoportablemente latentes. Así sin más irrumpen  estos  mal venidos invitados de piedra, brutales arremeten desde la oscuridad, obligándonos a revivir lo que en muchos casos  no quisiéramos  jamás haber vivido.  Ya sea por instinto de supervivencia o por rebeldía, intentamos ordenar obstinadamente esos recuerdos para vivir a pesar de ellos, sin permitirnos sentirnos derrotados... Carlos, el otrora  joven muchacho "rojo"  justo e idealista, arrastrado en la flor de su adolescencia  al peor de los infiernos, sobreviviente  a dolores que nunca llegó a imaginar. Casi treinta años después, se encon

SIN PENSAR

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Utilizando las pocas fuerzas que sentía , tomo impulso y salio de la cama, esa cama tibia que le atrapaba el animo y la moral. Se sentía algo deprimido , no sabia bien porque, tampoco pensaba en ello, en verdad hacia mucho tiempo en que no pensaba en nada. Su vida de vendedor de mall lo había vuelto autómata. La rutina de vender tonterías a gentes tontas que consumen lo que se les ponga en frente, le estaba terminando por matar sus remotas y antiguas esperanzas de vivir haciendo algo diferente, algo que le hiciera realmente feliz o al menos que le apasionara. Pobre infeliz, a sus treinta y tres años ya se sentía viejo, nada lo alentaba. Quizá fue al ir conociendo como se relaciona la gente en los trabajos como aquel. Quejas de pasillo, soterradas, pero ni hablar de organizarse para plantear demandas justas a la empresa.No, eso no lo hacían. Siempre se quedaban en el lloriqueo, el comidillo , el chisme, falsas amistades y sonrisas hipócritas. Resultaba repugnante ver como quienes ha

MINI-CUENTO

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ALGUNAS COSAS NUEVAS -¿Sabe? Estoy pensando en que quiero algunas cosas nuevas  Nuevas experiencias, nuevos conocimientos, nuevas ideas, renovar los cariños, ver cosas nuevas, oler nuevos aromas, renovar el pacto con la vida. Ella lo miro pensativa. Se preguntaba interiormente y prejuiciosa ¿no recordará este pobre viejo loco que tiene noventa Años? Luego de cambiarle el pañal, el viejo le dedico su mas tierna sonrisa sin dientes ,a la que la mujer respondió con un gruñido. Ella siguió con su rutina, mientras la miró alejarse sintió lastima por ella. Tan joven y ya esta muerta... Aidana-sala de espera

EJEMPLARES

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Siempre se vieron felices ante el resto de la familia. Eran una pareja ejemplar en cuanto al concepto machista de ser ejemplar. Ana, una joven mujer convertida en vieja debido a su personalidad sombría y algo amargada. La maternidad temprana también había contribuido a su prematura vejez, la cual se evidenciaba no sólo en su modo de ser, su ropa, su actitud, era un todo. Pero no siempre fue así. Según ella misma recordaba hubo una época de alegría espontánea, de r isa fácil, de pantalones ajustados y un montón de sueños de futuro. Con nostálgica rememoraba aquella época mientras intentaba buscar alguna razón de vivir. No la hallaba, sin darse cuenta había comenzado a dejar que otros decidieran por ella, dejo de tener opinión, ya no le importaba su apariencia, sus hijos le parecían ajenos, tan solo una más de sus obligaciones diarias, eran parte de la rutina. Cuidaba eso si cada detalle en su casa, le importaba mucho evitar ser objeto de los criticas y chismes del resto de la famil

Los Artistas No Mueren

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Los artistas no mueren, sólo se transforman. Cambian de estado, Se vuelven polvo de estrellas y permanecen. No mueren, retornan  transformados  en aire,  en agua,  en tierra, en fuego. Guiñando un ojo  desde  otros  mundos, sonríen  y siguen creando, Esperan el momento propicio  para  encender  nuevos soles,  cantar  afinados soplos de vientos  astrales o dibujar coloridos espacios siderales. Son libres, no piden permiso. Duermen por un breve  espacio  de tiempos  relativos, novedosos y calmos. Créeme, los artistas no mueren. No llores , no se ha ido, No se han ido .  Todos  ellos, todas ellas,  están aquí siempre Están, permanecen  ajenos a los lutos, no los entienden. Tal vez  adivinando que  sus obras los hacen  eternos O quizá porque son tan libres que elijen estar  aquí, junto a los vivos A Juan Sandin Desde Chile Aidana y sus letras revueltas Pintura la Luna de Juan sandin.

UN VIEJO QUE CONTABA HISTORIAS

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Los viernes en la tarde, don Pedro acudía devotamente a su junta semanal de dominó en el viejo bar de doña Pancha distante a unas pocas cuadras de la casa en donde arrendaba una pieza para vivir. Era un barrio antiguo, de esos que se resisten a la modernidad conservando sus viejas fachadas de casas sin antejardín y entradas con mamparas. Barrio donde los vecinos se conocen y saludan con una sonrisa. Allí aun las vecinas salen a barrer la vereda estacionándose cada cierto tiempo  para dar paso a la conversación con algún conocido y  enterarse de un nuevo chisme, alguna novedad o simplemente para saber de la salud del otro. Don Pedro vivía solo, era hombre jubilado pero sin júbilo porque recibía una pensión que apenas le daba para sobrevivir, a sus setenta y nueve años ocupaba sus días en crear historias en su mente, pero no cualquier tipo de historias, las suyas eran graciosas llenas de anécdotas que el mismo protagonizaba no importando lo bochornosas y ridículas que pudieran s

EL ERROR

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D onde vine a morir… Fue lo que pasó por su mente antes de soltar el último soplo de aire que lo unía con la vida...   Era un día de verano, de esos  días en que los niños juegan hasta tarde y las vecinas comadrean de lo lindo sacando sillas para sentarse en las veredas mientras vigilan a los pequeños que a falta de patio en sus precarias viviendas de pobres, construidas como para que se sientan pobres, hacen de la calle patio de juegos felices y ajenos a todo. El movimiento en la población no cesaba aunque hacia un buen rato  había  obscurecido. Miguel llego del trabajo a eso de las diez de la noche, como de costumbre saludo cordialmente a cada vecino con quien se encontró  en el camino. Cuando llego a la casa donde Vivía con su esposa María y su pequeña hijita  de cerca de un año, fue testigo son querer de una fuerte  discusión entre su vecino y un hombre al que había visto un par de veces por el barrio. Al encontrarse con esta escena se limitó a saludar con un gesto que fu

RUEDA DE HAMSTER

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S in alguna razón en particular despertó de mal humor. Se levantó temprano, entro a la ducha y debió luchar contra las polaridades entre el hielo doloroso del agua fría y el chorro de agua extremadamente caliente quemando su piel regalándole a su mal humor un nuevo argumento. Entre gruñidos se vistió y desvistió varias veces, el espejo parecía también estar coludido para complicarle el día. Al final y sin volver a fijarse en el espejo escogió un pantalón azul y una blusa tan negra como su humor. Salió de la casa sin desayunar, estaba apurada, la ridícula lucha contra la ducha y el espejo la habían retrasado. Tomo el metro a esa hora maldita en que casi no es posible respirar por lo saturado de gentes que apenas dejan espacio para poner ambos pies en el piso. Al llegar a la estación de destino sintió que el vagón la expulsó de su panza a punto de reventar. Su mal humor seguía aumentando. En su trabajo continuaron acumulándose argumentos para estar de malas. Apenas llegó

DEMASIADO TARDE

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El sudor corría por su rostro pálido, al mirar sus manos ensangrentadas no daba crédito a lo que acababa de ocurrir. Su corazón acelerado, los ojos desorbitados y ese silencio final; todo le pareció eterno e inverosímil. Estaba allí, sentada en el suelo, la espalda apoyada en la cama. Allí en su propia pieza. Por algunos minutos que quizá fueron horas cayó en una especie de trance, podía oír el galope furioso de su corazón, la mente confusa, las manos temblorosas, seguía sudando. De pronto como si le llamase desde el suelo, a unos cuantos metros vio a su marido. Un charco espeso de sangre enmarcaba su cuerpo quieto. Al observarlo le pareció que aquel no era el hombre de momentos antes, la serenidad de la muerte le había quitado ese aspecto terrible de hombre golpeador. Suspiro reencontrándose con una imagen olvidada, la imagen de quien hacía varios años la había enamorado. La muerte lo volvía bueno.  Lentamente y con dificultad se incorporó, la lucha había sido literalmente a mue