CELEBRACIÓN
L aura llego esa tarde a casa, tenía hambre, cogió un pepino del refrigerador y un limón del árbol , lo puso en lo primero que encontró, una olla, rompiendo su regla de no entrar jamás a la cocina. Busco un antiguo libro de recetas color ciruela y comenzó a hojearlo, hacía un calor infernal, fue a su pieza y volvió con una toalla para secar la transpiración de su rostro. Se asomó a la ventana y el cielo celeste no mostraba ni una sola nube. Regreso a la cocina y sintió el dulce aroma del pepino, seguía transpirando y aunque tenía hambre decidió quitarse la camisa e ir a llenar la tina para tomar un baño que le ayudaría a refrescarse, se sentía, grande como una pelota de ejercicios, como la luna cuando está llena, en su cuerpo de ya varios años no quedaba ni el recuerdo de la bella rosa que alguna vez fue, de esa joven y esbelta muchacha a la que los jóvenes solo veían como una estrella inalcanzable por su belleza. Hoy no había tenido un buen día, se sentía inadecuada