CONVERSACIÓN AJENA
El otro día, estando en la
micro, sin querer queriendo, escuche una conversación. Se trataba de dos
señoras de alrededor de cincuenta años. Una de ellas relataba con pesar el mal
trato del que había sido víctima en su trabajo. A lo largo del relato, entendí
que ambas señoras eran asesoras del hogar (eufemismo utilizado para decir:
empleadas domésticas) .Su conversación me genero una inmensa inquietud e impotencia.
Quien narraba la experiencia
de abuso laboral, contaba con tristeza y con su voz quebrada que su patrona le
había dicho que no tenía nada que reclamar, que era
una pobre mujercita ignorante, sin estudios, incluso llego a decirle que debía da
estar agradecida porque en su casa le
mataban el hambre.
Todo esto surgió porque la
trabajadora había pedido vacaciones. Continuo su relato contando que el hijo de
la patrona, la amenazó con golpearla si no dejaba las insolencias de estar
pidiendo huevadas.
Cuando la otra señora, la otra empleada le preguntó porque no dejaba ese
trabajo ella le respondió que le daba pena ¿cómo iba a dejarlo? llevaba 11 años
ahí, prácticamente había criado a la niña menor de la familia y le tenía tanto
cariño como si fuera su propia hija.
Después de un breve silencio, la
otra señora, más firme, áspera en su trato, le dijo que esa no fue nunca su
familia –tú te mereces respeto- -nadie por mucha plata que tenga tiene derecho
a maltratar y humillar a otra persona—
Ambas mujeres volvieron a quedar en silencio, la victima del maltrato y
su colega pese a que hablaban de lo mismo, pensaban muy diferente.
Luego se despidieron, la mujer más fuerte bajó de la micro, la otra saco
su celular, se puso unos audífonos y continuo su viaje.
Yo silenciosa invitada de piedra a aquella triste conversación,
me quede pensando en la clase de personas capaces de tanta barbaridad. Déspotas,
prepotentes que humillan y maltratan a quienes en realidad debieran agradecer. Esta conversación sin duda
me dejo un sabor amargo, porque el respeto al trabajador también es un derecho
humano. No se Cuantas realidades como están existirán, lo que si puedo ver es cuan anestesiados estamos como
para habernos acostumbrado a se nos
trate tan mal.
Aidana 2014 La vida
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