LA VIEJA

A los lejos el sonido de una cumbia rompía el silencio y su paciencia. Los años y la soledad la habían vuelto amargada.  Nadie , ni siquiera ella sabia en que momento había comenzado fondear su solitaria vida arrastrando como tormento cada nuevo día. Para quien no la conociera se veía como una vieja normal, tal vez algo estrafalaria en sus formas. Sin embargo estar cerca de ella por mas de diez minutos podía significar la depresión al mas optimista.
 De baja estatura, delgadez extrema y sonrisa inexistente, así era Marcia. Sus vecinos no sabían precisar desde cuando la conocían. Para la mayoría, esta mujer que mas parecía  una vieja bruja que una abuelita, siempre había estado allí  ocupando la casa de la esquina, rabiando con los niños que tiraban la pelota en su jardín, dando escobazos a los perros que ensuciaban su maltrecho césped.  Ella no demostraba nada que pudiera identificarse como un sentimiento amoroso hacia alguien o algo. La rutina de su existencia iba de limpiar su casa, salir a comprar el pan y sentarse a ver la televisión. La subsistencia económica se la debía a una misera pensión que una vez al mes llegaba a su casa de mano de una joven muchacha a la que Marcia recibía en la puerta , sin invitarla jamas a pasar. Los vecinos especulaban con respecto a la muchacha, muchos decían que era una nieta de la la vieja, otros que en realidad era un alma caritativa que nada tenia que ver con ella, sin embargo nunca nadie pudo establecer a ciencia cierta algún vinculo entre ellas.
A veces , cuando amanecía de buen humor se sentaba en una banca ubicada en el patio a mirar a los pájaros que anidaban en los arboles de la vereda. Esos días  , en esa actitud , se veía hasta tierna y no faltaba en incauto que creyéndola domada por los años la saludaba intentando entablar conversación - Buenos días abuelita Marcia- Ella invariablemente daba un gruñido en respuesta - No soy tu abuela-
Así el osado emprendía la retirada arrepentido de su intento de amabilidad con la rustica mujer.
Un día alguien la extraño, seguramente porque ya formaba parte del paisaje de aquel barrio envejecido.Ese alguien pensó en ir su casa a golpear su puerta  para saber si estaba bien , pero se arrepintió,  esa gruñona señora era cosa seria...
Nadie supo cuando partió, solo un día dejo de estar. Seguramente se fue feliz, o  amargada, con ella nunca se supo...
Aidana- cuentos pendientes

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