AZULINES Y AZULADOS ESTE CUENTO AUN NO HA COMENZADO

La mesa estaba servida con dos puestos en ella, nada se veía diferente a los otros días. Pero había una gran diferencia, la mesa estaba servida desde el día anterior cuando antes de sentarse a almorzar sonó el teléfono y debieron salir a toda prisa. Cuando entraron los dos desconocidos no encontraron a nadie, esperaron unos minutos y se fueron.  
 Los tiempos que se vivían en aquel país convulsionado eran de mucha actividad. Hacía poco  había asumido de forma correcta y legal un nuevo gobierno. Históricamente el país fue sido gobernado por dos conglomerados políticos, los  azulinos y los Azulados. Ambos, salvo sutiles matices defendían el derecho de los poderosos a seguir siéndolo y ayudaban entusiastamente y no gratis por supuesto, a que consiguieran más poder.
Pese a aquello elección tras elección pequeños grupos opositores a ambas coaliciones presentaban candidaturas,  las que sabían de antemano  que no llegarían a ningún puerto. Era una especie de reafirmación grupuscular. Una declaración de identidad, bien mezquina. Iban cada cual bajo su propia bandera, pese a las muchas coincidencias, nunca se sentaban a conversar para formar entre todos una propuesta única que representase las necesidades de cambio para beneficiar a las mayorías.
 Al parecer eso no les importaba demasiado o no sabían cómo enfrentar el enorme desafió que significaba dejar de ser  la eterna aposición para comenzar a ser gobierno.
Era frecuente escuchar a estos grupos hablar muy mal de los otros pequeños grupos. No se unían ni siquiera para luchar por cambiar cuestiones que a todos los de las capas bajas de la sociedad afectaban dramáticamente. Cada grupo y en forma aislada luchaban por mejorar la salud, la educación y un sin fin de cuestiones realmente urgentes, pero que atomizados como estaban no conseguían cambiar. 
Absurda y obstinadamente iban con sus petitorios de siempre a demandarlos a los mismo de siempre y el resultado era invariablemente el mismo; gases lacrimogenos, detenciones, golpes...Eran más o menos dependiendo que tan azulino fuera el gobierno. Sin embargo sucedió que mientras estos grupos que gustaban de arrogarse representatividad de lo que llamaban “el pueblo”, no se lograban poner de acuerdo en nada, surgieron nuevos grupos que creyeron tener la solución a la intrincada problemática social que atravesaba el país desde ya casi  ciento cincuenta años. Tiempo en que los sucesivos gobiernos azulinos y azulados se alternaban, heredando el poder a sus descendientes. 
Las elecciones legitimaban esta extraña forma de sucesión. Nunca tuvieron mucha resistencia, la sociedad de este pequeño país subdesarrollado naturalizaba con facilidad lo que se repetía en el tiempo. Entendía que era normal no contar con otra forma de vivir.
Así este nuevo y emergente grupo de enojados y furiosos anti sistema comenzaron a enfrentar como ellos creían que se debía al enemigo en común, “el sistema”. El sistema llamado azuladomercado  dejaba fuera de todo beneficio y privilegio a las capas bajas de la sociedad, entregando groseramente cada vez más privilegios y beneficios a los pocos dueños de casi todo. 
 Cada vez que alguno de los otros grupos pequeños llamaban a alguna manifestación para ir a pedir a los mismos de siempre, lo mismo de siempre, llegaban ellos , los anti-azuladomercado. Se enfrentaban tenazmente a la represión enviada por el gobernante de turno en respuesta a las demandas de lo que fuese. 
Esto asusto a los gobernantes y empresarios políticos azulinos y azulados.  Rápidamente  formularon leyes que permitieran anular a los revoltosos subversivos que osaban a enfrentarse a sus peones encargados de mantener el orden establecido. Esto de las nuevas leyes no les gusto a los pequeños grupos. Cada uno  realizo su propia protesta, no solo reprimían a los anti-azuladomercado, sino también a ellos. Por su parte los  anti-azuladomercado tomaron una posición frente al resto de los otros grupos, los declararon no suficientemente anti- azuladomercado, por lo tanto sus enemigos. Los otros los acusaron de infiltrados, lo que posiblemente era cierto, declarándolos también enemigos cada cual por separado. 
Mientras todo esto ocurría con no más del veinticinco por ciento de la población del país, el resto de la gente  trabajaba, compraba cosas que no necesitaba, pero que la tv decía que los volverían más lindos, importantes o sensuales. Gentes que en realidad entendían poco y nada su propia historia, cosa para nada casual porque para los gobiernos azulinos y azulados así era mejor. Mientras menos interés en  saber cómo iba el país, más fácil gobernar, más fácil manipular, más fácil hacerlos obedecer.
Las gentes apolitizadas desde su nacimiento y posteriormente en las escuelas se comportaban como idiotas, porque así eran tratados, asumían con naturalidad el in-consulto rol asignado. 
Varios años pasaron sin cambios significativos, una ley populista por aquí, un bono limosna por allá...En lo sustancial todo seguía igual que siempre, arriba los poderosos  con sus riquezas y privilegios, abajo las mayorías engañadas y auto engañadas. Para no hacerse problema muchos seguían jugando a ser menos pobres, jodiéndose unos con otros para recoger las migajas que a veces soltaban desde arriba. 
La lógica de la evolución demostró no ser un mito y tras algunos años apareció una nueva generación, más proclive a la unidad. Hablaban de tácticas y estrategias para cambiar las cosas. Buscaban más puntos de acuerdo con quienes tuviesen ideas similares en lugar de pelear con quienes podían ser aliados. Ya había pasado demasiado tiempo y los gordos traseros  de azulinos y azulados se habían acostumbrado al sillón presidencial sin el más mínimo esfuerzo. Ante la opinión pública, que no tenía opinión, aparecían montando un teatro de gobierno y oposición. Todo esto fue dejado en evidencia gracias a la unidad que se generó desde estos nuevos grupos que comenzaron a avanzar juntos como hormigas. Como un solo cuerpo se movían, coordinados y convencidos. Tal fue la pasión puesta en cambiar las cosas que muchas y muchos que jamás se habían interesado en política se involucraron, soñaron con que todo podía cambiar. Hasta los  anti- azuladomercado  se unieron a esta nueva fuerza.
El líder de este gran movimiento surgió naturalmente, sin peleas internas , sin mezquindades . Era un hombre bueno, un hombre justo, educado y afectuoso, un hombre capaz de ir más allá de sí mismo. Al fin este lado, el que nunca había logrado unirse iba a participar de las elecciones en un solo bloque, estaban disputando el  poder, aprenderían a ser gobierno. 
Por más intentos desesperados que  azulinos y azulados hicieron tanto nacional como internacionalmente, no lograron derrotar en las urnas  al representante de quienes nunca habían sido representados.
Aquel fue un día de júbilo. Una vez anunciado el triunfo del bloque  realmente opositor hubo llantos de alegría, abrazos de emoción y gran jolgorio. Los pequeños grupos, más unidos que nunca, miraban  el futuro con esperanza.
 En su discurso  el nuevo presidente dijo que habría que trabajar duro para cambiar las cosas porque los que siempre habían ganado todo no querían compartirlo con los demás. Habló del compromiso indispensable de todos para sacar adelante el proyecto de un país mejor.
Ese mismo día fuerzas oscuras ya se estaban preparando para golpear como fuera las canillas de este nuevo orden que desafiaba el suyo, el de siempre, el que según ellos estaba bien. Sin embargo no contaban con que la evolución había hecho un buen trabajo en quienes levantaron el nuevo proyecto de país justo. Esta nueva gente venía preparada, con canilleras y todo. Estaban informados, habían leído sobre otros países donde la barbarie e inagotable ambición causo estragos sembrando miles de muertos y desaparecidos. Ellos no estaban dispuestos a eso, se habían preparado y defenderían sus sueños.
Cuando ellas salieron del departamento sin siquiera  almorzar  tras el llamado telefónico, fueron de inmediato a ponerse a disposición de lo que su nueva patria pudiera necesitar.
Los hombres que las fueron a buscar entendieron que en esta vuelta del mundo habían llegado tarde.


Aidana- Cuentos pendientes

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