CINCO MINUTOS DE FAMA


Tranquilamente guardo sus cosas, el reloj estaba por marcar las siete de la tarde, al fin llegaba la hora de salir del trabajo. Esta siempre era la mejor parte del día para Joaquín. La vida laboral iniciada un par de años antes no era cosa que le hiciera mucha gracia. Sus estudios de educación media le ofrecían una limitada oferta laboral. Pero eso para Joaquín no era relevante, se consideraba afortunado, en su mente inmadura y su realidad sin grandes compromisos económicos, ganar trecientos mil pesos estaba bien, después de todo tenia compañeros de trabajo casados y con hijos que ganaban lo mismo y debían mantener a sus familias, él no. Aún vivía con sus padres, no tenía ningún apuro por salir de aquella segura comodidad. Sus relaciones sentimentales las llevaba puertas afuera, evitaba a toda costa que sus eventuales parejas creyeran que pretendía ir en serio.
 Desde pequeño supo que lo único que quería hacer en la vida era ser famoso. No tenía, ni tuvo nunca un plan para alcanzar sus ambiciosos sueños. Se veía a si mismo dando entrevistas en la tele, rodeándose de esas mujeres de figuras perfectas y sin más talento que el mismo. Creía que se merecía ser parte de ese mundo para el cual, según su idea de éxito el estudio era irrelevante. Solo necesitaba una oportunidad, haría lo que fuese necesario para entrar. Desde sus tiempos de escolar acudía cada vez que podía a grabaciones de programas juveniles con la esperanza de ser enfocado por la cámara, o ser llamado por el chillón animador a concursar en lo que fuese. Pero pese a sus esfuerzos, nunca fue enfocado, ni llamado a concursar.
Mientras él, al igual que muchas y muchos buscaban su minuto de fama en la TV, otras muchas y muchos dejaban los pies en la calle a punta de marchas exigiendo mejoras urgentes en el sistema educativo.  Para Joaquín y sus ansias de fama estas luchas eran ideas absurdas que jamás se dio el trabajo de analizar o entender.
Siendo un joven de veinticuatro años seguía soñando con ser famoso, se presentaba a todos los llamados de distintos programas de tv, busca-talentos, tele-realidad, imitadores, igualitos a quien fuera, daba lo mismo solo quería estar allí, eso lo hacía sentirse bien, menos anónimo, menos nadie, menos aquel joven de población que se entraba temprano para no ser víctima de una bala perdida.
Su búsqueda lo hizo siempre famoso entre sus pares aunque él no se daba cuenta, o quizá no le interesaba notarlo. Primero en el colegio se burlaban de sus pretensiones artísticas. Pobre Joaquín no tenía ningún talento de los que pretendía explotar, cantaba mal, no tocaba ningún instrumento, pero era el niño más constante o tal vez obstinado. Año tras año participaba en cualquier actividad artística intentando sobresalir, sin duda se volvía famoso, pero no como esperaba. En el liceo rápidamente adquirió la fama de ridículo, por sus pésimas imitaciones, chistes fomes y de mal gusto. Además su nulo compromiso demostrado en medio de las gigantescas movilizaciones estudiantiles hacía empeorar su fama.
 Al mirar la hora confirmo que ya estaba liberado de su tedioso trabajo. Feliz como siempre que se presentaba lo que él llamaba una tremenda oportunidad  se fue a presentar al último llamado a selección  que siúticamente llamaban Casting, para un programa de concursos. Llego ilusionado como siempre, no hablo con nadie mientras esperaba, dé pronto estando en la fila sintió un dolor agudo en el pecho, respiraba con dificultad. Infructuosamente intentaba disimular sus síntomas, nunca se había sentido tan mal, pero aun en ese momento pensaba que no permitiría que nada, ni nadie le robara la que creía la oportunidad que tanto había esperado. Luego de un momento cayó al piso, escuchaba desde lejos las voces de los otros aspirantes al programa que se encontraban cerca de él pidiendo ayuda. Ese fue su último recuerdo, su último soplo de vida. 
Al día siguiente su rostro apareció  por todos los noticieros, apareció en varias portadas de diarios, distintos programas de televisión dedicaron varios minutos a entrevistar a gente que lo había conocido desde pequeño. Los mismos que se burlaron tantas veces de él, aparecían con rostros dolientes hablando bien del difunto muchacho que solo buscaba una oportunidad para ser famoso.
 Ese día, por primera vez  Joaquín tuvo razón, esa si fue su última oportunidad de ser famoso. Después de un par de semanas de ser Aquel Muchacho marginal lleno de ilusiones que murió en la fila del casting para ser alguien en la vida, la TV lo olvido, los diarios no volvieron a hablar de él, su minuto de fama fue reemplazado por el de una chica que acusaba a un futbolista de abandonarla después de ilusionarla con matrimonio y a esta la reemplazo un actor que olvido pagar unos jugos en un supermercado por lo que fue acusado de cleptómano.
Para aquel mundo tantas veces soñado por él, volvió a no importar, tal como no importo antes del infarto que le dio sus cinco minutos de fama que no alcanzo a gozar. 
De Joaquín no se habló más en aquel mundo al que tanto quiso entrar. 

Adiana- Enemigo imaginario

Si quieres deja  tu comentario.


Entradas más populares de este blog

EL BILLETE

MINI-CUENTO

VER Y VERSE