DE CRISÁLIDAS Y MARIPOSAS PENDIENTES



Estaba casada, sentía un hastío inusual para su habitual optimismo. Años en negación estaban pasando la cuenta. Día a día conjuraba al universo pidiendo fuerzas y buenas energías. Intentaba ser paciente, haciendo gala de la manoseada "tolerancia". Lo intentaba genuinamente, por supuesto que lo hacia...Pero algo ese día hizo que sus esfuerzos de fingir " normalidad" se vinieran abajo estruendosamente.
Lo primero ,un dolor agudo en ese lugar, ese entre pecho y espalda donde algunos suelen fijar el alma. Luego una extraña mezcla de sensaciones, miedo, rabia, impotencia, deseos de gritar, de gritar en la cara  de esos retazos de humanos que se creen dignos, sin ser mas que maquinaria oxidada de un repetitivo circuito del statu quo.  Dolor y revortijo de tripas, ansiedades de abrazos pendientes, de orgasmos postergados, de alucinaciones vívidas , de siembra de futuro en terrenos tan estériles y fríos.
Un frío nocturnal de invierno glacial, suspenso exagerado de esperanzas fijadas en lo humano mas que en lo divino .  Ese día lo distinto no fue la injusticia, la crueldad, la desidia. Ese día lo distinto fue ella y su memoria vital, memoria de ser, memoria de amor verdadero , franco, mas honesto que antes, mas puro , mas fraterno. Ella no estaba enloqueciendo de idealismos, en realidad estaba sufriendo la mas grande de sus metamorfosis, la mas dolorosa y fantástica.
 Así dolorida y bella. Ese día que pintaba para malo, fue el que mas valió la pena. Bella entre las bellas, con su piel marcada por cada risa, con cada pena, empinandose  a un nuevo y distinto futuro, uno hecho de canas, risas chinitas y llantos alegres , honestidad pura de saberse bella en su propio tiempo.
Que día mas importante en su historia, que irreverente sorpresa, que sabor mas dulce... Al fin y después de todo, a pesar o gracias a todo, emergió de su crisálida.
Al principio , algo aturdida desplegó tímidamente sus alas. Observó maravillada sus colores, torpemente fue controlando sus movimientos... lo de volar vino después y cuando se habituó a ello , el suelo se hizo pequeño , desde aquel día se deslizó, vivió, canto, voló, amo a su ritmo, desde ese día genial aprendió o tal vez eligió no volver a temerle  al  tiempo.
Aidana y sus letras revueltas.
Mujeres

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